Muebles para tiendas y bibliotecas, cuando lo barato sale caro

Las bibliotecas se han concebido tradicionalmente como espacios en dónde la cultura y el saber tenían su sitio y en dónde cualquier persona interesada en determinados temas podía ir allí a informarse. Aún así, este concepto ha ido cambiando con el paso de los años: si bien antiguamente el acceso a las bibliotecas era restringido y sólo privilegio de unos cuantos, hoy en día se han convertido la mayoría de ellas en espacios polivalentes en donde poder encontrar libros, cómics, ordenadores conectados a Internet, talleres de formación y actividades para todas las edades.

Esto ha hecho que se hayan tenido que adaptar los espacios y con ello, los muebles.

Cuando se escoge mobiliario para una biblioteca se deben tener en cuenta varios factores. Aquí os citamos algunos, remarcando la necesidad de que sean buenos materiales para garantizar su perdurabilidad.

  • El espacio del qué disponemos: no todos los equipamientos bibliotecarios disponen de mucho espacio. Es por ello que los muebles tienen que ser lo más funcionales posibles para que quepa el mayor volumen documental posible. Si el espacio es muy pequeño se pueden optar por estanterías compactas: son muy usadas en archivos y permiten que se puedan poner muchas estanterías juntas y que luego para acceder a los documentos se use una manivela para deslizar la estantería en cuestión. Esta opción es ideal para el almacén u otras partes del fondo que no sean de acceso directo al público.
  • El peso del papel: el papel pesa mucho. Si se compran estanterías de mala calidad y se cargan de libros, seguramente al cabo de unos meses ya notaremos que la base empieza a ceder, deformando así la propia estantería y afectando poco a poco a las de su alrededor. Se deben comprar los muebles, si puede ser, en tiendas especializadas en mobiliario bibliotecario, ya que allí os podrán asesorar según vuestras necesidades y vuestro espacio.
  • Luz: la luz es un elemento vital en toda biblioteca. Muchas de ellas tienen la suerte de tener luz natural la mayor parte del día, pero aún así se deben comprar lámparas y bombillas que den luz buena y potente: la mayoría de las personas que van a una biblioteca es para leer o estudiar, y ambas cosas no pueden hacerse si no se tiene una buena iluminación. Existen bibliotecas que tienen luces insuficientes y que luego se han visto con el problema de comprar luces auxiliares para las mesas (sobre todo las más antiguas).
  • Flexibilidad: finalmente, otra cosa que hay que fijarse a la hora de comprar muebles para una biblioteca es la posibilidad de adaptación o flexibilidad. Quizá son un poco más caras pero vale la pena hacer el gasto: existen módulos que van con ruedas para facilitar su desplazamiento, cosa que nos puede ir muy bien si tenemos poco espacio y queremos realizar una actividad. También es interesante fijarse en las opciones de montaje y desmontaje, ya que si alguna vez es necesario cambiar un mueble grande de sitio o hacer una mudanza, que luego no sea complicado volverlo a montar.
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